Alpha

Alpha. Abiyán – Estación París Norte, de Bessora y Barroux (Norma)

Cientos de miles de personas han fallecido en los últimos años intentando dejar sus países de origen con el objetivo de llegar a Europa. Tras escuchar y ver tantas veces estas tragedias, las sociedades europeas se han inmunizado y, salvo honrosas excepciones, han centrado su atención en otros temas más candentes. Pese a ello, la enorme desigualdad existente entre el Norte y el Sur del Mediterráneo, agravada por los conflictos de Siria, Libia o el norte de Nigeria, sigue provocando que los flujos migratorios no dejen de crecer. Con Alpha. Abiyán – Estación París Norte la escritora belga Bessora y el dibujante francés Barroux han tratado de dar voz a los protagonistas de esta gran tragedia.

Galardonado con el Premio Médicos sin Fronteras 2015, el cómic se aleja de los relatos tradicionales y nos pone en la piel de Alpha, un marfileño que trata de llegar a París, donde se han establecido su mujer y su hijo.  De esta manera los autores nos muestran las distintas etapas del viaje, desde el lugar de origen hasta la llegada a Europa, pasando por los terribles y peligrosos lugares intermedios que conforman el camino. A nivel formal es un cómic muy original, puesto que a la manera de un diario personal y con dibujos hechos con rotulador, los autores consiguen transmitir una sensación de espontaneidad y veracidad muy conseguida.

Alpha se endeudó para pagar el viaje de su mujer y su hijo, a quienes esperaba en París su cuñada. Ante la falta de noticias, decide viajar a París siguiendo el rastro de sus seres queridos. En primer lugar intenta seguir las vías legales, pero la embajada francesa en Abiyán tan solo le pone trabas. La burocracia descarnada, que facilita los negocios y los movimientos de capital, pone límites a las personas e imposibilita el viaje de Alpha con visado de turista a Francia. Un vuelo de unas horas que cuesta unos cientos de euros, se convierte en una odisea de dos años mucho más cara y llena de peligros. Tras haber pagado una elevada cantidad por el viaje de su mujer y su hijo, el protagonista se ve obligado a vender su pequeño negocio de ebanistería para iniciar su propio viaje.

El tránsito hacia el Sáhara en una sobrecargada furgoneta y sobretodo los encuentros con sus diversos compañeros de viaje dan inicio a la travesía. La mayoría son jóvenes que quieren llegar a Europa en busca de una oportunidad, pero también hay madres jóvenes, con sus hijos de corta edad, que buscan un futuro mejor para ellos. Otros escapan de la turbulenta situación política de sus respectivos países. En un primer momento, todos tienen en común la esperanza, en muchos casos llena de ingenuidad, de llegar a una tierra opulenta que los acogerá de buen grado, pero poco a poco, a medida que su viaje avanza van conociendo la realidad. Es impactante cómo reflejan los autores la desesperación de jóvenes que, a mitad de camino y tras vivir hechos espeluznantes, tratan de regresar a sus lugares de origen. El espejismo que representa Europa merece tantos sacrificios.

Los lugares a los que llega el protagonista en busca de un nuevo transporte que lo acerque a su destino final, como Gao en Mali, parecen una mezcla del far west y un futuro apocalíptico, pero son tremendamente reales. Explotación sexual, droga, enfermedad, violencia y desesperación son los elementos que conforman una realidad durísima. Aún así, Alpha los va superando, en ocasiones trabajando en condiciones miserables durante meses para afrontar un nuevo pago; en otras arriesgándose a un viaje condenado al fracaso. Se va acercando a su objetivo, pero aún le queda el último gran obstáculo: el Mediterráneo.

Lo más interesante de la obra de Bessora y Barroux es la verosimilitud que han conseguido recrear. No tratan de hacer un cómic convencional con un mensaje agradable para nuestras conciencias, lo que consiguen es retratar lo que han vivido y están viviendo ahora mismo cientos de miles de personas. Alpha es un personaje de ficción, pero sería fácil encontrar en nuestras ciudades a muchas personas que han pasado por experiencias similares. Tras la lectura, la reflexión es obligada, puesto que su mensaje produce desasosiego y nos hace cuestionarnos muchas cosas.

Gráficamente, el trabajo de Barroux es muy interesante. Alejándose del dibujo realista, consigue dotar de realismo al cómic. El uso de rotuladores y de un potente blanco y negro, contrasta con un  cuidado uso del color para destacar algunos elementos. La intención original de recrear un auténtico diario de viaje se ve en aspectos como las manchas de tinta que traspasan algunas páginas o una tipografía manual bien trabajada. El uso de grandes viñetas y extensos textos de apoyo le confiere una apariencia de cómic documental idónea para el mensaje que nos transmite la trama.

En estos tiempos de activismos desde el sofá y de declaraciones vacías de contenido real, Alpha. Abiyán – Estación París Norte remueve nuestras conciencias. Para tratar de solucionar una de las cuestiones más complejas que debemos afrontar como sociedad, la desigualdad Norte – Sur y sus consecuencias, es imprescindible que seamos conscientes de las causas reales de los procesos y que empaticemos con las personas que sufren las consecuencias de nuestras decisiones políticas. Con el auge de los nacionalismos y la extrema derecha que asola buena parte de Occidente, este cómic es una lectura imprescindible.

 

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